UN LUGAR PRIVILEGIADO PARA VIVIR
Durante más de cien años los balcones de la Casa Condeminas han sido un mirador privilegiado de la vida marítima barcelonesa. Y lo siguen siendo. Con solo abrir puertas y ventanas podemos sentir la brisa marina, disfrutar del verde río de palmeras que recorre el paseo de Colom y oír el tintineo de los palos de las embarcaciones amarradas en el cercano Club Náutico de Barcelona. La montaña de Montjuïc a un lado, el barrio de la Barceloneta al otro, y enfrente el Moll de la Fusta.